A principios del siglo XIX la industria en España era muy débil; las actividades industriales existentes en las ciudades españolas estaban más próximas a la artesanía que a la propia actividad fabril: curtidos, cerámica, corchos, harinas, conservas...
Desde 1825 se fue desarrollando una industria moderna, en la que destacaron el textil y la siderurgia. La industria del siglo XIX se regionalizó en la periferia Norte, con intentos en la periferia del Sur que fracasarían a medio plazo.
A partir de 1830 se produjo un lento crecimiento industrial (...) aparece una verdadera mentalidad industrial. Sin embargo, entre 1856 y 1881 se dio el paso decisivo en ese camino; a ese cambio de mentalidad contribuyeron la llegada de capitales extranjeros hacia el ferrocarril y la minería y el proceso de concentración típico del capitalismo industrial.
La construcción de la red básica de ferrocarriles en los años 50 y 60 del XIX supuso una ocasión perdida para la creación de una verdadera siderurgia española. No fue hasta la Restauración y el fin de la guerra carlista en 1876, cuando surgió esa moderna siderurgia en la ría de Bilbao.
La opinión tradicional acerca del fracaso o retraso de la Revolución Industrial en España culpa en mayor medida a la debilidad de la demanda interna, ocasionada, en parte, por la baja productividad de la agricultura; otros autores, en cambio, culpan por igual al atraso de la agricultura y a la falta de iniciativa y espíritu de competitividad de las industriales, que se contentaban con abastecer un mercado nacional protegido.
2. Señale y explique las ideas fundamentales del texto. (Puntuación máxima: 1 punto).
3. Responda a las siguientes cuestiones. (Puntuación máxima: 3 puntos): Transformaciones económicas en la España del siglo XIX.
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